Ancelotti repitió el esquema del nueve falso y Asensio le sacó del atolladero con un gol de su especialidad, con la zurda, desde la derecha y de rosca. Autor de ocho goles, seis en Liga, el mallorquín vive su mejor momento de forma desde la durísima lesión de la triada. La ha superado y comienza a volver a ser el que fue. «Marco está jugando muy bien y ha marcado un gran gol», valora el entrenador del Real Madrid en un análisis de su progresión. «Ha vuelto con confianza esta temporada tras una etapa difícil. Marca goles, da asistencias y para nosotros es un jugador muy importante».
El mundo se le cayó encima a marco Asensio el 24 de julio de 2019, en Washington. Lloraba en la camilla. Marco Asensio, que realizaba un buen partido y había marcado un golazo al Arsenal, cayó lesionado al disputar un balón con Aubameyang. «Tiene mala pinta y estamos tocados», dijo el Real Madrid entonces. Los médicos diagnosticaron el peor pronóstico: rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco externo de la pierna izquierda. Desde entonces, la vida del mallorquín se ha centrado en volver a ser el que fue. Ancelotti le ha dado el empujón definitivo para recuperar el tiempo perdido. Las conversaciones entre el entrenador y el futbolista han superado el ámbito futbolístico para tocar la seguridad personal y psicológica. «Yo sufrí esa misma lesión y volví a jugar al cabo de un año», le ha explicado el italiano. «Se puede, yo lo conseguí, pero hay que creer en uno mismo y trabajar mucho». El responsable del Real Madrid está reconstruyendo a Asensio.
Aquella grave lesión le alejó diez meses del fútbol. Reapareció el 18 de junio de 2010 ante el Valencia en la Liga y su primer toque de balón fue gol, el segundo tanto madridista en Valdebebas. Volvieron las lágrimas a su existencia, pero esta vez de alegría, recordando las horas y horas, en sesiones de mañana y tarde, de duros ejercicios en el anonimato a lo largo de un año, de la piscina a la bicicleta, de las pesas a las máquina de potencia para las piernas.
Anotó tres goles en las diez jornadas finales de ‘la Liga de la pandemia’ que los blancos se adjudicaron. El retraso del retorno del campeonato le vino muy bien para volver a jugar. Pero Asensio no era el de antes. Tenía el disparo y le faltaba velocidad, fluidez. Recuperar el poder físico de antes era tan complicado como recuperar la fe en sus posibilidades. Se dedicó en cuerpo y alma a ello.
El regreso de Antonio Pintus a la dirección de la preparación física el pasado verano ha sido fundamental en el objetivo que se ha marcado Ancelotti con él. «Vas a volver a ser el de antes», le prometieron. Sabían que se entregaría a ello, porque el isleño estaba obsesionado en sentirse como en su primera etapa, cuando disputó 53 partidos en una campaña. A esa labor biológica se sumó la psíquica. Carletto ha ejecutado un trabajo psicológico para que Marco confíe en sí mismo. «El míster me insiste en que participe mucho, que cada vez que tenga oportunidad dispare a puerta», destacaba el jugador el domingo tras salvar los tres puntos con su zurda de seda. «Lo he intentado muchas veces y ha entrado una. Estoy muy contento por la confianza que me da Carlo, que es muy importante para mí».
Madurar ante la mayor adversidad de un deportista ha sido fundamental. Ese apoyo del jefe es imprescindible. Asensio lo ha hecho. «Se aprende más de las tragedias que de las alegrías», señalan en el club madrileño.
Pintus le cogió por banda y le hizo seguir sin fisuras el plan de entrenamientos y de alimentación específica que su ADN exigía. Quería conseguir un cuerpo perfecto, fibrado, con el mínimo de grasa, para recuperar la velocidad y la zancada. «Asensio es un futbolista diferente, coge el balón y encara al contrario, quiere regatear, es directo», decían en la casa blanca antes de su lesión. El reto es que volviera a ser así. «Si tienes constancia y crees en ti te recuperas y vuelves a ser el mismo jugador», señalaba Ancelotti.
De acuerdo con esta voluntad expresada por el italiano, el secreto del mallorquín es que ha trabajado como nunca físicamente en el césped, en el gimnasio, en la alimentación y en el descanso para reeditar su mejor forma. La calidad era de serie, necesitaba sentir la potencia de antaño. El balear ha experimentado el apoyo de su jefe para volver a ser. Hoy lleva ocho goles en la temporada, él último decisivo ante el Granada, y lo importante es que se siente seguro, con la rapidez y la energía que le faltaba.
Ante el Granada jugó por la banda derecha y pidió constantemente pases en profundidad para cazarlos y encarar. Era la confirmación, subrayan en el cuerpo técnico, del salto adelante que ha dado. Nunca se escondió. Al revés, se enojó por arrancar una docena de veces y no recibir el centro en largo. Pedía, la quería. Eso es lo mejor de este proyecto de reconstrucción de un futbolista que era internacional y que la lesión le dejó fuera del Real Madrid y del equipo nacional.
Volver a la selección española, de la que era fijo desde que Del Bosque le hizo debutar hace seis años, es su otro compromiso personal. En el Real Madrid analizan que una convocatoria de Luis Enrique será el espaldarazo del proceso. Estar en el Mundial invernal de Qatar, tras jugar con Lopetegui el de Rusia, es la otra meta personal.
Su cambio de mentalidad es el otro punto de no retorno. «Para ser importante en el Real Madrid hay que ser líder, no gregario», advierten en la casa blanca. El proceso de reconstrucción continúa.