El Real Madrid, el Barcelona, la Juventus y otros mastodontes del fútbol continental buscan soluciones de futuro para competir en un balompié europeo que permite el nacimiento de más clubes estado financiados por países ricos. El PSG, el City y el Chelsea han visto cómo Arabia Saudí se ha adueñado del Newcastle. Y desde los otros equipos, que no tienen apoyos estatales, se observa que pronto van a surgir otros dos clubes que serán comprados por el dinero de Omán y de Kuwait. Este es el gran problema, no el hecho de convertirse en sociedad anónima o en una sociedad mixta al estilo del Bayern, que admite que el 49 por ciento de su propiedad forme parte de empresas privadas mientras el 51 por ciento se mantiene con el control de los socios.
Real Madrid y Barcelona analizan que sí pueden transformarse en una sociedad mixta sin tener que cambiar la legislación, pues ese cambio puede aprobarse por sus asambleas de socios en su ámbito interno. El problema grandioso es el auge de los clubes estado. Y los dos grandes españoles, la Juventus y otros clubes que se bajaron de la Superliga por presiones políticas y lo dicen en privado, reflexionan que Ceferin no frena desde la UEFA esa invasión de equipos estatales.
A medio plazo, en diez o veinte años, el Real Madrid y el Barcelona saben que no tendrán más remedio que ser sociedades anónimas y el hipotético salto para evolucionar a ser sociedades mixtas solo será el primer paso.
Los grandes equipos europeos que se alimentan con dinero privado, sin apoyos públicos, no pueden admitir que se admita que a Mbappé le fiche el PSG con 150 millones abonado a nombre de la Oficina de Turismo de Qatar, como así sucedió. Los clubes continentales saben también que ahora el París Saint-Germain ha abonado fichajes a nombre de empresas. Son formas de intentar engañar al Fair Play Financiero de la UEFA, que pide justificar los gastos con un dinero presupuestado en el club. Critican que Ceferin, presidente de la UEFA, porque manifestó en el último Congreso de la UEFA que rebajaría la presión del Fair Play. Los clubes que no son estado piensan que están en desigualdad de condiciones y lo que piden es apretar aún más las clavijas.
Tebas, presidente de la Liga, está de acuerdo en este combate contras los equipos financiados con dineros estatales y ha librado batallas en este aspecto ante la UEFA. Sin éxito, por lo que se ve. Nadie ha tenido este éxito en esa guerra y se temen que todo vaya a peor. El Newcastle es el último ejemplo y ahora se espera el dinero de Omán y de Kuwait para comprar otros dos conjuntos continentales.
Son, además, clubes estado, todos, financiados por el dinero del petróleo y el gas de países que no son democracias, sino que son dineros pagados por oligarquías y dictaduras que no tienen que responder cuentas ante nadie. ¿Cómo iban a permitir Alemania, España o Italia financiar a clubes estados propios, cuando tendrían que justificarlo y votarlo en un Parlamento? En este surrealismo analítico, imposible de aplicar en una democracia como España, Italia o Alemania, surgirían cientos de parlamentarios que solicitarían hacer del equipo de su tierra un club estado y habría cincuenta en cada país. Por eso, los clubes estado solo pueden surgir de dictaduras. Y esas dictaduras compran equipos europeos para ganar la Champions.
Menos mal que el fútbol no es solo dinero, sino que también es saber fichar y hacer plantillas y tener talento. Por eso, hasta hoy ni el PSG ni el City han ganado la Copa de Europa. Pero se acercan a ello, porque fichan a las mejores estrellas con dinero público. Y Real Madrid, Barcelona, Juventus, Bayern, Atlético, Oporto, Benfica, Ajax y otras entidades comprueban que cada vez será más difícil luchar siempre contra siete u ocho equipos que tendrán el grifo del dinero estatal siempre abierto.